Los vieneses somos conocidos en el mundo por lo acogedores que somos, algo que puede estar relacionado con una particularidad arquitectónica muy especial: los pasajes públicos entre casas conocidos como Durchhaus, que permite que nos traslademos cómoda y rápidamente de un punto A a un punto B sin necesidad de dar rodeos. Además de eso, el Durchhaus siempre fue un buen sitio en el que pararse un momento a charlar con alguien. Precisamente por eso, los vieneses siguen quejándose de los vecinos ruidosos mascullando la frase: "¡Esto no es un Durchhaus!". Estos a menudo recónditos caminos no solo unen casas, sino calles enteras. En total hay alrededor de 700 de estos atajos vieneses distribuidos por toda la ciudad a la espera de ser descubiertos.