Aquí es donde el vienés venía a jugarse hasta su último groschen mucho antes de que existiera el euro. En la actualidad, no obstante, la cartera no sufre si se apuesta por el caballo equivocado. Con un euro ya se puede entrar al juego, mientras se ve cómo Disco Darling, Dreamboy y los demás dan vuelvas a la pista de arena.
Los días de carreras realmente importantes, hasta 3000 personas llegan a peregrinar hasta Krieau. Sin embargo, la época dorada de la equitación pasó hace ya mucho tiempo, y lo que ahora atrae a la gente son las ganas de apostar y los amantes de los caballos. El spritzer barato, el bufé retro y las bajas cantidades que está permitido apostar también ejercen su propia dosis de atracción.
Un auténtico imán de miradas y protegido por su condición de monumento, es la torre Zielrichterturm, una estructura de cinco pisos de altura hecha de acero y cristal. El horizonte urbano del segundo distrito de fondo (un moderno distrito de viviendas y oficinas) parece un decorado surrealista. Dese una vuelta por aquí. ¿Apostamos a que le gusta?